Amor y desamor en Mauritania
Un nudo, otro nudo, y la melfa ya está lista. Sólo falta pasar la cabeza y un brazo entre los nudos y envolverse en ella, rodeando los hombros, cubriendo todo el cuerpo. Los cinco metros de tela teñida artesanalmente con preciosos diseños y colores, constituyen la vestimenta diaria de las mujeres mauritanas. Quedan al descubierto las manos y los pies, pero al moverse, la melfa desnuda también las muñecas y parte del antebrazo, lo cual basta para delatar si se trata de una mujer conforme a los cánones de belleza local, o si necesita beber más leche de cabra o camella, azucarada, enriquecida con cereales molidos. Las madres se ocupan de dar a sus hijas adolescentes este preparado en abundancia, incluso despertándolas durante la noche, para que puedan agradar a un hombre con dinero, ya que es el dinero el que determina las relaciones, los matrimonios, y también los divorcios.
En la República Islámica de Mauritania el amor es un sueño... Si un hombre se enamora y es correspondido, pero no tiene dinero para la dote, debe olvidarse de su amada. Los padres “negocian” la boda de sus hijas, y las hijas, criadas con esa mentalidad mercantilista, estarán dispuestas a abandonar al marido si un día éste se quedara sin dinero.
El clima que reina en los hogares es de falta de compromiso emocional, los sentimientos se esconden o se negocian. La mujer puede ser devuelta a su familia si es estéril, si ha envejecido, o si aparece otra 'candidata' más joven en el camino de su marido. Miles de niños crecen sin un verdadero hogar, yendo de la casa de la tía a la de la abuela, o de quien quiera tomar la responsabilidad de criarlos, mientras la madre consigue otro marido que la mantenga económicamente.
Una joven estudiante de Español en la Universidad de Nouakchott analizó el tema del amor en su cultura y escribió un artículo que finaliza diciendo: “El hecho de que no se permita el matrimonio de los enamorados es un fenómeno que tiene sus raíces en la cultura árabe antigua y que no debería aplicarse en nuestra sociedad actual. ¿No crees que es tiempo de ser una sociedad de amor, donde nuestros hijos vivan en un hogar lleno de amor, sin prejuicios ni tabúes? Inshallah!” (esto significa: “Dios quiera”).
Amor es el clamor de hombres y mujeres, de niños y adolescentes; es la gran carencia de los que miran la emigración como vía de escape a las tradiciones y presiones familiares que limitan su desarrollo personal. Dios es amor y la mayoría de los mauritanos lo desconocen.
Una genuina manifestación de amor puede significar tanto en sus vidas! El amor es la llave que abre los corazones. Las obras de misericordia son la manifestación práctica de ese amor-llave.
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