Entre levante y poniente...
EMMANUEL
Entre levante y poniente,
cuando la oscuridad me devora los talones
o la felicidad suspende la duda momentáneamente, montado en rieles o disperso como un cometa,
rudo o cauto,
erizado o suave,
sangrando o quemando el corazón en un altar de barro,
el alma mía que te conoce y desconoce
no sabe encontrarse sin buscarte
ni sabe respirar fuera del aire de tu boca.
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