¿Quién no ha recurrido a las golosinas a la hora de preparar un examen? ¿O ha comido un montón de chocolates ante una decepción amorosa o un problema familiar? El estrés produce sensación de hambre... o por lo menos logra convencernos de que si comemos, saciaremos esa ansiedad que nos devora. El caso es que eso nunca sucede. En lugar de superar la ansiedad subimos de peso y nos creamos una nueva angustia: los kilos de más.
El 30% de las consultas a nutricionistas proviene de personas que utilizan la comida como "ansiolítico", con lo cual puede decirse que el estrés engorda.
Desde la medicina, esta teoría tiene su explicación: nuestro metabolismo se ve afectado por el cortisol, una hormona que se genera durante los periodos de estrés y que provoca una reducción del metabolismo que repercute en el aumento de peso.
Al intentar aliviar el estrés con comida, activamos el centro de recompensa del cerebro. Comer un helado o un plato de papas fritas, por ejemplo, nos produce una sensación de bienestar que, una vez que ha pasado, queremos repetir volviendo a consumir esos alimentos "relajantes".
Para alimentarse sanamente es necesario aprender a manejar el estrés que nos impulsa a devorarlo todo. También ayuda tener a mano "alimentos antiestrés" ricos en:
- Minerales: Frutas, verduras y cereales enteros son alimentos ricos en potasio. El magnesio se encuentra en las verduras (puede desaparecer en la cocción, por eso es aconsejable consumir esta agua en forma de sopa o salsas). Los frutos secos, cereales y semillas también lo contienen, pero hay que consumirlos enteros porque el magnesio se destruye en el proceso de trituración. El calcio, por último, es conocido como "el tranquilizante natural" y se encuentra en abundancia en las almendras.
- Vitaminas del grupo B: Fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, palta, repollo y arvejas. Así como también "alimentos relajantes" (estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas) como bananas, almendras, germen de trigo, levadura de cerveza y semillas de girasol.
Pero, volviendo al punto: cómo podemos liberarnos del estrés? Dónde buscar la paz que tanto anhelamos?
En quién podemos confiar plenamente en momentos de angustia? Quién nos propone dejar de lado el temor y disfrutar la vida en plenitud?
Quién nos ama tal cual somos?
Quién responde a nuestro clamor y nos enseña a andar por sendas seguras? Quién nos invita a entregarle nuestras cargas, y nos promete estar con nosotros todos los días, hasta el fin?
Quizás lo ignores o lo hayas olvidado: Jesús, el Mesías, el Salvador, el Ungido, Alfa y Omega, Principio y Fin; el Príncipe de Paz, el Buen Pastor, Dios.
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