De violadores está lleno este mundo. Bien lo dice el físico Fritjof Capra: “… la violación se ha convertido en la metáfora central de nuestra cultura -violación de mujeres, de grupos minoritarios y de la tierra misma”.
La reflexión sobre el tema viene al caso en este momento porque en nuestra ciudad se vive una semana dedicada a la defensa del ambiente. Pero también porque siempre está presente la experiencia violatoria que enfrentamos las mujeres en una sociedad desequilibrada, donde los aspectos agresivos, competitivos y expansivos se imponen a la sensibilidad, cooperación, intuición y conciencia del entorno.
Capra afirma que “la explotación de la naturaleza se ha realizado paralelamente a la explotación de la mujer”, lo cual viene a explicar el parentesco natural y cada día más evidente entre feminismo y ecología.
La prevalencia de esta idea del hombre dominador de la naturaleza y de la mujer ha sido posible en la medida en que se fue perdiendo el equilibrio entre el pensamiento racional y el intuitivo, dando paso al concepto de superioridad del primero. Actitudes profundamente antiecológicas se han aceptado a través de los siglos como naturales, llegando a un punto en que se hace necesaria una reeducación de la humanidad, un retorno al cumplimiento de las leyes naturales, la búsqueda de la armonía, la integración entre los dos aspectos que los chinos llaman yin y yang.
El hombre que no respeta la naturaleza, ha violado la tierra haciendo uso de ella de manera depredadora, agresiva, destructiva. Grandes extensiones de tierra han sido saqueadas, agotadas, desmontadas y usadas sin medir las consecuencias. ¿De qué otra manera puede hacerlo quien se ha alejado de aspectos de su propia naturaleza, como la sensibilidad, el amor, la intuición y la conciencia del entorno?
Ese mismo hombre es el que -erigido en amo y señor que despliega poder, control y dominación- se relaciona de idéntica manera con la mujer.
¿No es acaso un violador aquel que sin atreverse a amar se vincula con las mujeres como si fueran objetos? Al igual que lo hace con la tierra, usa y descarta, saquea sin comprometerse, agrede negando toda responsabilidad.
EL DIARIO. Asunción, Paraguay - 7 de junio de 1989.
No hay comentarios:
Publicar un comentario