Por un 2011 con menos egoísmo y más solidaridad ..........................................................................
"El proyecto de vida al que Jesús nos desafía es la búsqueda solidaria de Bienestar integral, que ilumina las conciencias y revitaliza las interrelaciones de los seres humanos, los ecosistemas y Dios", dice en un editorial Guillermo Font, director y editor de la Revista Kairós.
El texto continúa con una enumeración de los efectos del egoismo y de la solidaridad, respectivamente:
El egoísmo sólo acumula, la solidaridad comparte.
El egoísmo sólo utiliza, la solidaridad preserva.
El egoísmo sólo busca el bienestar propio, la solidaridad busca el Bienestar de todos.
El egoísmo sólo prioriza las necesidades propias, la solidaridad prioriza a los más necesitados.
El egoísmo es sólo autoayuda, la solidaridad es ayuda mutua.
El egoísmo es la ausencia de Dios, la solidaridad es la Presencia de Dios.
El egoísmo implica esclavitud, engaño, injusticia y discordia.
La solidaridad implica Libertad, Verdad, Justicia y Paz.
El egoísmo siembra el mal y cosecha destrucción.
La solidaridad siembra el Bien y cosecha Vida en plenitud.
En un mes en que recordamos el nacimiento de Jesús (fecha arbitraria, ya se sabe), otros nacimientos nos hablan del amor de Dios y su misericordia. Bebés que llegan en medio de situaciones trágicas, pequeños que encarnan un canto a la vida.
Happiness nació en una patera, cerca de la isla española de Alborán. El padre llevaba a la niña en brazos y todavía tenía un trozo de 10 o 15 centímetros de cordón umbilical colgando cuando Salvamento Marítimo rescató a los ocupantes de la pequeña embarcación. Desde ese momento y hasta la llegada al puerto de Motril, dos horas después, la bebé viajó pegada al pecho de un Guardia Civil. Judith, la madre, nigeriana de 28 años, se encontraba temblorosa pero feliz cuando miembros de la Cruz Roja llegaron en su auxilio al tocar la costa granadina.
Según relató Judith a la enfermera de Cruz Roja que le brindó los primeros auxilios en tierra firme, el parto se produjo en la patera, con la ayuda de dos compañeras de viaje. La embarcación había zarpado de Marruecos con 38 inmigrantes subsaharianos, 13 mujeres, siete de ellas embarazadas, y cinco niños de corta edad a los que se sumó en pleno viaje la pequeña Happiness. En medio de una situación tan dura, la llegada de la niña fue motivo de gran alegría para esta pareja africana. Por eso se llama Happiness. Cuánto dolor dejaron atrás estos padres, sólo ellos –y Dios- lo saben. Es difícil imaginar cuánto sufrimiento habrá soportado esta mujer embarazada desde que partió de Senegal hasta zarpar de la costa marroquí, y luego durante la travesía… Pero aquí está su hija, sana, vital, prendida a su pecho. Un milagro. Otro milagro es el que relata Bibiana Pinto, médica argentina, misionera en Haití desde hace muchos años. En el improvisado hospital donde está prestando servicios para enfrentar la epidemia de cólera, llegó día pasados una mujer gestante, lista para el parto. “Lo que no sabíamos era cuán lista estaba!”, expresa Bibiana. El doctor haitiano que se encontraba de turno en ese momento en el centro médico había dicho que la paciente todavía no estaba en trabajo de parto… La doctora Pinto le preguntó otra vez, y él sugirió que fueran a verla. “Tenía 6 cm de dilatación y estaba progresando bien, así que empezamos a preparar una salita para recibir al bebé, a buscar en el depósito un kit de obstetricia... Un rato después se me ocurrió enseñarle a mi compañero de equipo cómo hacer un examen vaginal y calcular la dilatación. Fuimos a ver a la mujer. ¡Oh, sorpresa!, la cabeza del bebé ya asomaba y ni tiempo nos dio a ponernos los guantes. De un empujón salió el niño, gracias a Dios, sano y con buenos reflejos, a enfrentar un medio infectado con cólera. Por un ratito el pequeño se convirtió en la alegría y el entusiasmo de pacientes de personal médico, que de pronto tenían una mamá y un bebé que cuidar, en lugar de sueros que cambiar”, relata la misionera en su carta. “Oro para que el Jesús de la resurrección proteja al bebé de todo mal y puedan, mamá e hijo, salir pronto de la clínica. Estas historias hacen la vida nuestra tan llena de adrenalina y deseo de seguir sirviendo”, concluye la médica. A uno y otro lado del mar hay pobreza y enfermedad. Una misma raza aquí y allá. Seres que enfrentan el peligro de cruzar el Estrecho en patera; otros que padecen terremotos y pestes. Para ellos la muerte está tan cerca como la vida. El alumbramiento de estos bebés les ha traído alegría, tal vez momentánea. Pero estos milagros nos recuerdan el nacimiento de aquel que vino a traer salvación y vida eterna para todos los que creen.... Aquí y allá.
"La ambigüedad es el enemigo. Cualquier cambio exitoso requiere traducir los objetivos ambiguos en comportamientos concretos. En resumen, para hacer un cambio, usted necesita un guión de los movimientos críticos".
Del libro "Switch: How to Change Things When Change Is Hard" por Chip Heath y Dan Heath.
Es primavera y llueve en New York. La arquitectura dispar de los edificios compone un paisaje urbano fascinante. Inmensos carteles -luminosos dinámicos cambiantes- le hacen frente al manto gris que intenta cubrirlo todo. NY sigue brillando. Hay profecías que anuncian que será destruida por fuego, pero ella no se entera.
Observo los rascacielos de cristal desde el interior de un taxi amarillo mientas como pizza italiana. Estos edificios son el corazón de un sistema que se derrumba…
El queso caliente se hace hilo. Del otro lado de la mampara el taxista no parece temer que manche el tapizado. Está acostumbrado. En NY todo el mundo come en cualquier sitio, a nadie le importa lo que hace el vecino, el color de su piel o el idioma que hable.
No hay extranjeros, todos los pueblos caben en sus calles.
Esta mouse ha sido un clásico en la familia, sobre todo para las fiestas de fin de año... "Los chicos crecen" y la receta de Blanca Laskowski -una de las hijas de mi bisabuelo polaco- quedó archivada. Pero este año la hemos vuelto a hacer! Ingredientes: 4 huevos, 4 yemas, 4 claras batidas a nieve, 8 cucharadas de azúcar, 6 barritas de chocolate, 200 gramos de manteca. Preparación: Batir 4 huevos enteros y 4 yemas. Agregar de a poco 8 cucharadas de azúcar y seguir batiendo hasta disolver completamente el azúcar. Aparte, rallar 6 barritas de chocolate. En una cacerola chica poner 200 gr. de manteca y llevar a fuego suave. Agregar el chocolate, revolviendo unos segundos, hasta que se derrita completamente. Retirar y dejar enfriar.
Batir 4 claras a nieve. Mezclar poco a poco el chocolate con los huevos batidos, revolver bien y agregar las claras a nieve, mezclando suavemente.
Colocar en una fuente o en copas individuales. Llevar a la heladera (refirgerador).
El desmantelamiento del campamento de protesta de Gdeim Izik, a 18 kilómetros de El Aaiún, donde miles de saharauis reivindicaban sus derechos socioeconómicos, fue el inicio de una trágica ola de violencia en el Sahara.
“Por favor sigan orando. Las vecinas han dicho que esta madrugada – a eso de las 5- los soldados atacaron al campamento. Ellas están asustadas y se van para allá, queriendo saber de sus familiares”. Este mensaje llegó desde El Aaiún el pasado lunes 8. Marginados en su propia tierra, los saharauis decidieron hacerse visibles y reclamar justicia social. Sin levantar banderas políticas, sin mencionar palabras como autonomía o autodeterminación, sus reclamos fueron: trabajo, vivienda digna y participación en las ganancias producidas por la explotación de los recursos naturales de su territorio (administrado por Marruecos desde hace 35 años, cuando organizó la famosa Marcha Verde). Para que su voz fuera oída, buscaron llamar la atención acampando en el desierto –su hábitat natural por generaciones-, a 18 kilómetros de El Aaiún, ciudad capital del Sahara Occidental, ex Sahara Español. Primero fue un puñado de familias –que desde hace meses venían urdiendo en silencio el plan-, y con el correr de los días se fueron agregando más y más personas, hombres, mujeres, niños... Cien, doscientos, trescientos, hasta sobrepasar los veinte mil.
Las jaimas (tiendas) se multiplicaron y también la necesidad de agua y comida. El tráfico entre el campamento en Gdeim Izik y la ciudad se hizo mayor y la situación comenzó a incomodar al gobierno. Se dijo que negociaban, que se estaban reuniendo los líderes del campamento con las autoridades de la ciudad para encontrar una solución. Pero el cerco se estrechó, la presencia de policías y militares se hizo intimidatoria. Los controles apostados en las inmediaciones del campamento dificultaban el abastecimiento y llegó el día en que murió un adolescente saharaui cuando el vehículo en que viajaba se saltó un puesto de control.
El campamento siguió creciendo y los ánimos se caldearon. No llegó a conocerse ninguna medida propuesta por el gobierno de Marruecos para satisfacer las demandas de los manifestantes. Y llegó la madrugada del lunes 8 de noviembre. Coincidiendo con el inicio de una nueva rueda de conversaciones entre Marruecos y el Frente Polisario en Nueva York, el ejército marroquí entró en el campamento, después de haber advertido el día anterior que evacuaran a mujeres y niños “o se atuvieran a las consecuencias”. Las consecuencias fueron destrucción y muerte en el campamento y la ciudad, donde los saharauis reaccionaron también con violencia.
Poco fue lo que la prensa internacional pudo informar en un primer momento. Hubo interrupción del servicio de internet, ocultamiento de información, expulsión de periodistas, etc. De fuentes confiables recibimos estos datos de lo que sucedió después del violento desalojo del campamento:
“En la noche de ayer (martes) han detenido a Brahim Ismaili, conocido defensor de los derechos humanos saharaui. Entraron a su casa y se lo llevaron. También a otro joven.
Me cuentan que han encontrado a 18 mujeres muertas, también 7 hombres y un niño de 7 años. Parece ser que hay fosas comunes por la zona del campamento de Gdim Izik, pero es muy difícil acercarse. Ahora mismo, 13:40 horas del miércoles, en El Aaiún siguen el ejército y la gendarmería atacando a los saharauis en los barrios de Maatala, Auda y Douerat y en la Avda de Smara. Muchas detenciones y mucha barbarie”. Donde se levantaba el campamento “quedan cadáveres y heridos, pero no hay manera de acercarse”, declaró alguien que logró enviar un SMS. Por este medio y por chat se pudo conocer en el exterior que las fuerzas marroquíes habían organizado partidas de ciudadanos-colonos marroquíes acompañados de policías y soldados, que iban por los barrios donde viven los saharauis, deteniendo gente, y que los colonos aprovechaban para hacer pillaje y robar las tiendas de los saharauis. “De los detenidos, nada se sabe; se los llevan a lugares desconocidos y oficialmente no constarán en ningún lugar”. Una joven contó a su amiga en España que por la noche habían entrado marroquíes en su casa y le habían pegado a toda su familia, incluido su padre, que es un anciano. Impunidad. Complicidad de la comunidad internacional, que prioriza intereses políticos y económicos a la defensa de Derechos Humanos. Dolor. Impotencia.
No tomamos una postura política ni nos entrometemos en causas internas de los Estados. Pero reclamamos el respeto a los Derechos Humanos. De los saharauis y todos los pueblos de la Tierra.
Me duelen tus niños comiendo galletas de barro y grasa, tu gente muriendo deshidratada a causa del cólera, tus ciudades destruidas por el terremoto, tus calles anegadas por el lodo, los tambores de los ritos paganos, la esclavitud ancestral, los espíritus de muerte y miseria que se pasean por la isla. Haití, cómo duele tu historia!
Me anima la fe de los esperan en el Señor, de los que alaban a Dios y sirven al prójimo sin desmayar.
"Un pájaro no se define por lo que es cuando está en la tierra, sino por su capacidad de volar. Recuerda esto, los humanos no se definen por sus limitaciones, sino por las intenciones que tengo para ellos; no por lo que parece ser, sino por todo lo que significa ser creado a mi imagen".
Mi sobrina Camila aporta de su experiencia viviendo en Chile: un postre tradicional:
LECHE NEVADA
Ingredientes:
2 tazas de leche; 3/4 taza de azucar; 5 yemas, batidas; 1 cucharadita de extracto de vainilla; 1 clara de huevo.
Preparación:
En una olla, colocar la leche, 1/2 taza de azucar y yemas.
Revolver para integrar. Cocinar a fuego muy bajo, sin que hierva hasta que la mezcla espese ligeramente, unos 15 minutos.
Retirar del calor y agregar la vainilla; dejar enfriar. Verter la mezcla en copas o pocillos individuales.
En un bol, batir la clara hasta que este espumosa. Agregar poco a poco el resto del azucar. Batir hasta que el merengue este firme y el azucar disuelta.
En una fuente de horno con 2 cm de agua fria, colocar el merengue dividido en cuatro porciones. Cocinar en el horno a temperatura media, 10 minutos o hasta dorar levemente.
Retirar los merengues del agua y colocar sobre un papel absorbente.Poner los merengues sobre las copas o pocillos. Servir de inmediato.
Según pasan los años, son más los que dudan de la veracidad de las imágenes de la llegada del hombre a la Luna en 1969. Pero nadie dudará jamás que los 33 mineros chilenos fueron rescatados de las entrañas de la Tierra.
Como si se tratara de un reality show a nivel planetario, el mundo entero vio el miércoles 13 de octubre cómo el primer rescatista puso sus pies en el fondo del refugio donde los 33 hombres permanecían desde el 5 de agosto pasado, cuando un derrumbe los dejó atrapados a casi 700 metros de profundidad. A partir de allí, durante casi 24 horas asistimos a la aparición en la superficie de cada uno de estos hombres.
Por momentos parecía que estábamos viendo un filme dramático y bien guionado. Las cámaras de televisión rodearon la boca del túnel por el que subía y bajaba la cápsula Fénix y la tensión se liberaba con la llegada de cada protagonista. La audiencia trepó hasta alcanzar el millón de telespectadores, un record absoluto.
Gracias a la tecnología, algunos mineros extrovertidos ya habían adquirido popularidad en estos dos meses largos de comunicación desde “abajo”. Otros la adquirieron cuando llegó la hora de emerger, como aquel que se evidenció como bígamo. Pero los verdaderos protagonistas allí dentro fueron aquellos que se dejaron permear y dirigir por Dios… porque durante los 69 días que duró el cautiverio, algo sucedió a nivel espiritual en la mina.
Desde un comienzo se supo que había varios cristianos evangélicos entre los 33 atrapados. José Henríquez, de 55 años, fue el "guía espiritual" del grupo. Todos reconocen en él a un cristiano maduro, fervoroso, que dentro del refugio ha velado por la unidad y ha organizado reuniones de oración cada día.
Cada minero recibió una Biblia de bolsillo como regalo y, según han comentado algunos medios, al menos dos de ellos entregaron su vida a Cristo en lo profundo de la mina.
El día previo al rescate, hubo familiares que manifestaron que lo primero que harían al recibirlos sería dar gracias a Dios y reunirse para orar… después vendrían los festejos. Tras la aparición en superficie del primer minero, el Presidente chileno dio gracias a Dios, manifestando que sin la ayuda del Señor este operativo no hubiera sido posible.
Ante las cámaras de todo el mundo, varios mineros hicieron pública manifestación de fe tras emerger. Samuel Ávalos Acuña aseguró que durante los 70 días bajo tierra experimentó una conversión que le hizo sentirse "cerca de Dios". Omar Reygadas Rojas, que salió en el lugar decimoséptimo, se arrodilló y dio gracias a Dios por sobrevivir. El mismo gesto hizo el siguiente minero, Esteban Rojas, decimoctavo. Él y su novia se abrazaron de rodillas y agradecieron al Señor.
Cuando los 33 hubieron salido, nuevamente el Presidente dio gracias "especialmente a Dios porque estuvo de nuestro lado".
“Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas”.Salmos 95:4. Este textoestaba escrito en la ropa de algunos de los trabajadores cuando salieron de la mina. En la de los demás podía leerse: “Gracias Señor”. Pocas cámaras filmaron las leyendas, y menos periodistas comentaron el hecho, pero aquellos mineros que mantuvieron su confianza puesta en Dios o descubrieron que con Él tenían posibilidad de comenzar una vida nueva, fueron verdaderos afortunados en medio de la tragedia.
Con un porcentaje de cristianos evangélicos que supera el 15% de su población, la comunidad protestante de Chile ha tenido un significativo avance en su visibilidad pública en los últimos años. Un dato interesante: el Congreso Nacional aprobó por unanimidad la declaración del 31 de octubre como Día Nacional de las Iglesias Evangélicas, agregando un festivo al calendario a partir de 2009.
Esta receta es un tanto imprecisa. Es decir que deja lugar al sentido común. Forma parte de la carpeta de recetas de mi madre y llegó allí por su amiga Norma. Lo que está escrito es:
Ingredientes:
Jugo de 5 o 6 naranjas y ralladura de 2 o 3.
Aceite: 1 pocillo de café
Azúcar: 1 taza
Huevos: 2 o 3
Harina leudante (con un plus de polvo de hornear): la cantidad que absorva, hasta alcanzar consistencia...
No sé cómo llegó esta receta a la familia, pero durante muchos años fue el postre tradicional de la cena del 24 de diciembre.
Ingredientes:
3 huevos; ½ taza de azúcar; 5 cucharadas soperas de juego de limón; 1 taza de crema de leche (nata) bien batida; 12 vainillas deshechas.
Preparación:
Batir las claras a nieve, continuar batiendo mientras se agrega el azúcar y las yemas, una a una. Añadir el jugo de limón y la crema batida. Espolvorear el fondo de una fuente con la mitad de las vainillas desmigadas, luego verter la preparación anterior y cubrir con el resto. Llevar al congelador o freezer hasta que se consolide.
Mermelada inglesa para untar las tostadas a la hora del té. Five o’clock!
Esta primera publicación en la sección "Recetas de familia"que hoy inauguro, me trae recuerdos de infancia. Es una mermelada de limón que mi madre aprendió de su prima Lolo, casada con un simpático inglés.
Ingredientes:
1 limón; 1 taza (de té) de azúcar; 1 cucharada colmada de manteca; 1 huevo
Preparación:
Poner en una cacerola, la manteca, ralladura, jugo de limón y azúcar, revolviendo hasta que mezcle bien. Continuar revolviendo unos minutos fuera del fuego para bajar la temperatura. Agregar el huevo bien batido y volver al fuego, sin dejar de revolver, por unos diez minutos.
Veníamos conversando, tomando mate, prestando atención al camino y a la vez disfrutando de la lluvia. De repente, cesó el agua y apareció en el cielo un magnífico arco iris. Cada vez que tengo ocasión de ver uno experimento profunda alegría, una sensación de paz y confianza que me llena de plenitud. Es la señal más visible y hermosa que Dios pueda habernos dado de su pacto con la humanidad.
Un arco iris siempre es majestuoso. “No me olvides. Aquí estoy para bendecirte”, parece decirnos el Señor con esta pincelada de colores brillantes surcando el cielo después de un aguacero. Bendición para la tierra y para nuestras vidas.
“Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra” (Génesis 9:13). El pacto sigue vigente y la señal sigue apareciendo desde hace miles de años entre las nubes. “Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente…” (v.16).
¿Quién no ha recurrido a las golosinas a la hora de preparar un examen? ¿O ha comido un montón de chocolates ante una decepción amorosa o un problema familiar? El estrés produce sensación de hambre... o por lo menos logra convencernos de que si comemos, saciaremos esa ansiedad que nos devora. El caso es que eso nunca sucede. En lugar de superar la ansiedad subimos de peso y nos creamos una nueva angustia: los kilos de más.
El 30% de las consultas a nutricionistas proviene de personas que utilizan la comida como "ansiolítico", con lo cual puede decirse que el estrés engorda.
Desde la medicina, esta teoría tiene su explicación: nuestro metabolismo se ve afectado por el cortisol, una hormona que se genera durante los periodos de estrés y que provoca una reducción del metabolismo que repercute en el aumento de peso.
Al intentar aliviar el estrés con comida, activamos el centro de recompensa del cerebro. Comer un helado o un plato de papas fritas, por ejemplo, nos produce una sensación de bienestar que, una vez que ha pasado, queremos repetir volviendo a consumir esos alimentos "relajantes".
SECRETOS A VOCES
Para alimentarse sanamente es necesario aprender a manejar el estrés que nos impulsa a devorarlo todo. También ayuda tener a mano "alimentos antiestrés" ricos en:
- Minerales: Frutas, verduras y cereales enteros son alimentos ricos en potasio. El magnesio se encuentra en las verduras (puede desaparecer en la cocción, por eso es aconsejable consumir esta agua en forma de sopa o salsas). Los frutos secos, cereales y semillas también lo contienen, pero hay que consumirlos enteros porque el magnesio se destruye en el proceso de trituración. El calcio, por último, es conocido como "el tranquilizante natural" y se encuentra en abundancia en las almendras.
- Vitaminas del grupo B: Fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, palta, repollo y arvejas. Así como también "alimentos relajantes" (estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas) como bananas, almendras, germen de trigo, levadura de cerveza y semillas de girasol.
Pero, volviendo al punto: cómo podemos liberarnos del estrés? Dónde buscar la paz que tanto anhelamos?
En quién podemos confiar plenamente en momentos de angustia? Quién nos propone dejar de lado el temor y disfrutar la vida en plenitud?
Quién nos ama tal cual somos?
Quién responde a nuestro clamor y nos enseña a andar por sendas seguras? Quién nos invita a entregarle nuestras cargas, y nos promete estar con nosotros todos los días, hasta el fin?
Quizás lo ignores o lo hayas olvidado: Jesús, el Mesías, el Salvador, el Ungido, Alfa y Omega, Principio y Fin; el Príncipe de Paz, el Buen Pastor, Dios.
Sentada sobre la alfombra, con las piernas cruzadas y los pies cuidadosamente cubiertos por la melfa colorida, Fatimetu repite la ceremonia varias veces al día. En su casa la tetera no llega a enfriarse. Pacientemente prepara té para su suegra, para su marido, o para quienes llegan a la casa, sea la hora que sea. En caso de que las visitas no pertenezcan a la familia o al pequeño círculo de amigos íntimos, su marido hace el té para los hombres en un salón y ella para las mujeres, en el otro.
Nos conocimos en una feria de comerciantes nómadas que recorren las ciudades del Sahara Occidental. Se acercó cuando percibió que intentaba hacerme entender en español para pedir rebaja en el precio de algo que quería comprar. “Hablo español, ¿necesitas ayuda?”, dijo con una sonrisa.
Al enterarse de que provenía de América Latina, su sonrisa se ensanchó. “Estudié en Cuba”, dijo con alegría y nostalgia a la vez. Comprendí enseguida su procedencia.
Un saharaui que ha estudiado en Cuba pertenece a la diáspora asentada en la hamada argelina a partir del momento en que su tierra tuvo otro dueno. Además, es alguien que ha sido separado a corta edad de su familia y ha crecido al amparo del gobierno de Fidel Castro. Si después de pasar por ese proceso, se encuentra en El Aaiun “ocupado”, como dicen ellos (porque este mismo nombre se repite en uno de los asentamientos de la República Árabe Saharaui, constituida en el desierto argelino), es porque ha decidido abandonar los campamentos de refugiados y volver a su tierra original, aceptando la soberanía del país que ahora enarbola allí su bandera.
A Fatimetu le costó varios días decírmelo. Ni falta hacía, pero tuvimos que hablar del tema para cimentar la confianza. Ella y su marido son parte del grupo de “retornados”.
Nuestra amistad creció en base a la aceptación y respeto mutuo, su casa fue mi casa y su familia un refugio afectivo.
La visitaba con frecuencia y hablábamos de todo. A veces, en medio de una animada conversación se levantaba para ir a rezar sobre la alfombra, cuando escuchaba el llamado del muecín. Momentos después retornaba y podía contarme -con toda tranquilidad- que le mentía a su marido para encubrir a su hijo adolescente que prefería el futbol al estudio. No era para sorprenderse: entre los musulmanes la mentira es moneda corriente y la justifican plenamente si “no daña a nadie”.
Un día le dije que tenía malestar de estomago y enseguida me ofreció unas hierbas secas, explicándome que se usan corrientemente contra el “mal de ojo”. Pero de inmediato agregó: “No es brujería”. Supe entonces que había comenzado a comprender que mi fe estaba puesta en Dios.
Al llegar el verano, fui a visitarla en la playa donde veraneaba con su familia. Todavía quedaban niños jugando en la arena, el aire era fresco, el primer murmullo de rezos ascendía desde los minaretes como la crecida de un rio invisible. El sol languidecía. Fatimetu me agradeció la visita, y yo no tuve coraje para decirle que pronto abandonaría el país.
El viento hace volar la tierra reseca y aviva el fuego cerca de cada vivienda. Las brasas arden durante todo el día, calentando agua para el mate o cocinando la tortilla de harina y grasa que consumen las familias mocovíes. A veces ese es el único alimento de la jornada.
Las casitas de adobe o ladrillo sin revoque están esparcidas en el monte -o lo que queda de él- donde generaciones anteriores cazaban y recolectaban miel. Los mismos aborígenes han talado los árboles para vender la madera; las pocas hectáreas que el gobierno les ha concedido ya no pueden proveer alimento a la comunidad.
Colonia General Necochea es uno de los numerosos asentamientos aborígenes del norte argentino. Un territorio donde los niños parecen multiplicarse cuando llega un vehículo, mientras que las mujeres observan tímidamente a la distancia y los hombres salen al encuentro del visitante. Un encuentro que resulta emocionante cuando quien llega está regresando después de casi una década de ausencia.
Vivificante el menaje de David Wilkerson hoy. Quiero compartir algunos párrafos contigo… Diría que él ha escrito sobre “el arte de vivir”:
“Una madre en nuestra iglesia -Times Square (NY)- viaja todo un día para ir a visitar a su hijo que está en una prisión. Ella sube a un bus y viaja por horas, sólo para verlo unos momentos. Esa madre mirará a su hijo en ese uniforme gris y verá la agonía en sus ojos – y cada en viaje, ella morirá un poco más por dentro. Pero ella nunca lo abandona. ¡Él es su hijo!”, apunta.
Esta es la clase de amor que Dios tiene para sus hijos. Muchos no llegan a comprenderlo porque han sido ensenados a vivir envueltos en el legalismo. “El legalista ama vivir bajo convicción. El nunca ha entendido el amor de Dios ni ha permitido que el Espíritu Santo ministre amor a su alma”.
Wilkerson dice que cuando escribe un mensaje que truena con juicio, recibe innumerables respuestas de aprobación. “Pero cuando yo comparto sobre la dulzura del amor de Jesús, recibo cartas que dicen, ‘¡Usted no está predicando la verdad!’. Es como si esas personas estuviesen diciendo: ‘Si usted no está reprendiendo, entonces lo que está hablando no puede ser el evangelio’. Estos creyentes nunca han entrado en elngran amor-misión del Espíritu Santo”.
¡Es que debemos aprender a caminar en el Espíritu, y no por sentimientos! “Andar en el Espíritu significa permitir que El Espíritu Santo haga en nosotros lo que él fue mandado a hacer. ¡Y eso significa permitirle a él que inunde su corazón ahora mismo con el amor de Dios! "Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos 5:5)”. “No hay ningún consuelo en esta tierra que sea verdadero, excepto el consuelo del Espíritu Santo. Por eso es que usted necesita que el Espíritu Santo more en usted. Sólo él puede acostarlo por las noches, en una cama tibia, y llenar su corazón con una paz perfecta. Sólo él puede consolarlo en tiempos de dolor y pena. El es aquél que le asegura: ‘Este consuelo no es sólo temporal, ¡es eterno!’", concluye Wilkerson.
A la playa del antiguo Cabo Jubi llegó hace años una botella con un mensaje. No provenía de un naufrago desesperado sino de un empresario argentino que viajaba en barco con su esposa rumbo a Italia, para asistir a la boda de un pariente. El hombre tuvo la ocurrencia de arrojar al mar la botella con un mensaje en su interior, después de beber en cubierta el último sorbo de agua mineral.
Un mes más tarde la botella llegó a la playa de Cabo Jubi, llamado Tarfaya desde la descolonización por parte de España, sitio donde las arenas del Sahara se hunden en el océano Atlántico.
Cuentan que la recogió una niña que corrió a entregársela a su tío, un saharaui que hablaba español. Cuando el hombre –que era médico y trabajaba en el hospital regional- leyó la nota, concluyó que ese era un día de suerte para él. Escribió de inmediato una respuesta y fue hasta la oficina de correo, pero guardó como recuerdo el dólar incluido en la botella para el franqueo.
A la vuelta del viaje a Nápoles, Juan Manuel encontró el sobre en el buzón de su departamento en Buenos Aires. Al comprobar que el sello postal tenía caracteres árabes emitió un silbido de sorpresa. Con fruición desplegó el papel y leyó en voz alta la carta escrita en un castellano plagado de errores pero comprensible. Así supo que Mohamed, el médico, lo invitaba a su boda. Inmediatamente pensó en aceptar.
Cuando se lo comentó a su esposa, también ella se entusiasmó con la idea y juntos comenzaron a hacer planes para el viaje. Pero el famoso “corralito” financiero de finales del 2001 se interpuso, la empresa que tenían comenzó a tambalear y finalmente tuvieron que disculparse ante el amigo desconocido por no poder viajar.
Mientras tanto, la madre de Mohamed enfermó gravemente y la boda quedó en suspenso. La muerte le llegó seis meses después, poco antes de que el médico viajara a Rabat para un curso de especialización en Epidemiologia. Así, transcurrieron seis meses más.
Cuando por fin Mohamed pudo fijar nueva fecha de matrimonio, había pasado un año y medio desde el primer contacto con Juan Manuel.
En Argentina la economía comenzaba a estabilizarse y la pareja tomó un vuelo a Agadir sin más demora. Mohamed fue a buscarlos en su Mercedes Benz blanco, vistiendo un impecable dra, también blanco, con bordados celestes.
Sería difícil saber si los tres días de festejo nupcial fueron tan concurridos y animados a causa de la popularidad de los novios o por la presencia de dos invitados extranjeros.
La historia en sí resulta curiosa, pero más curioso fue el regalo de boda que eligieron Juan Manuel y Marta. En el mismo aeropuerto de Agadir, ni bien subieron al coche, entregaron a Mohamed un pequeño paquete envuelto en papel dorado.
“No sabíamos que regalarte y decidimos traerte algo que para nosotros es de extraordinario valor y nos ha ayudado mucho en la vida matrimonial. Esperamos que tú y Mmbarka lleguen a ser tan felices como lo somos nosotros”, le dijeron con expresión amorosa. El saharaui se dispuso a guardar el regalo sin abrirlo, como manda la tradición, pero sus invitados insistieron en que lo desenvolviera. No pudo disimular la sorpresa al comprobar que se trataba de una Biblia. Por cortesía no la rechazó e inclusive agradeció el gesto, reconociendo la intención sincera y afectuosa de sus nuevos amigos. Pero cuando bajó el equipaje en el hotel, aprovechó para empujar el pequeño paquete al fondo del maletero.
¿Te preguntas si aun sigue allí? Puedo decirte que no. Ahora el valioso regalo tiene su lugar junto a la cama de Mohamed y Mbarka. Ambos fueron bautizados en una playa solitaria, por un pastor que llegó de una ciudad cercana a la frontera con Mauritania, después que ellos escribieron a Juan Manuel contándole lo que estaba sucediendo en sus vidas. Llevaban dos años escuchando un programa de radio en árabe, emitido desde Montecarlo, leyendo la Biblia y siguiendo un curso bíblico por correspondencia. El empresario argentino no descansó hasta contactar con alguien que pudiera visitarlos y guiarlos en el Camino.