VERONICA ROSSATO

25 de agosto de 2011

Despertar...

Al finalizar la mañana llegaba el momento de ensueño. Con el aula a media luz, nos sentábamos sobre colchonetas, rodeando a la seño Marta para escuchar historias salidas de un enorme libro de hojas brillantes. Amaba ese momento de quietud que me conectó con la literatura a la edad de cinco años. Lo amo todavía.

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