VERONICA ROSSATO

1 de enero de 2012

Somos lo que leemos


“Somos la película que vemos”, afirmaba Francois Truffaut parafraseando al poeta norteamericano Carl Sandburg , para quien los hombres no eran otra cosa que los libros que leían.
El periodista y escritor argentino Daniel Salzano, nacido en 1941 en la ciudad de Córdoba, interpreta que lo que Sandburg quería decir “es que si en tu infancia leíste a Julio Verne no vas a convertirte necesariamente en astronauta, pero se te pondrá la piel de gallina cada vez que veas volar un avión…”.
Según los musulmanes, el Corán debe leerse sólo en árabe porque su fonética trasmite el mensaje espiritual que encierra. Según los judíos ortodoxos, el Antiguo Testamento debe leerse balanceando el cuerpo siguiendo la cadencia de las frases.
Sabemos los cristianos que la Biblia puede leerse tomando mate o tereré, té moruno, agua de Sierra Nevada, o nada. Puede leerse de pie, sentado o acostado. Puede leerse individual o colectivamente. Puede leerse en cualquier idioma. 
Y sabemos también que nos conviene leer la Biblia, que debemos hacerlo. 
Al fin y al cabo, Sandburg tenía razón.

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